Desde la Sección Sindical de CSO-UMH reivindicamos firme y decididamente el fin de todas las agresiones imperialistas y el respeto a la soberanía, la seguridad y el derecho a la autodeterminación de todos los pueblos, dado que consideramos que pertenecemos a una misma clase social. Una misma clase y una misma lucha, precisamente, contra la otra clase social que instiga las guerras, independientemente del polo imperialista que las inicie, pues al fin y al cabo siempre derraman la sangre del pueblo trabajador. Por ello, reaccionamos, contra las acciones bélicas apoyadas por el gobierno del estado, exigiendo el cese real de todas las hostilidades y denunciamos el papel de la OTAN como principal estructura militar en la que se integra nuestro país, que ha sembrado la muerte y la destrucción desde su creación en 1949 y que impone a los países que la integran una contribución anual de, como mínimo, el 2% de su PIB para gastos militares. En concreto, España gastó 21.623 millones de € en esta partida durante 2021, frente a tan solo 10.076,2 millones de € para todas las Universidades Públicas en 2019 (aún recordamos los exiguos 452 millones de € asignados a la convocatoria de Proyectos de Generación de Conocimiento del Plan Estatal de investigación).
La Sección Sindical de CSO-UMH expresa su preocupación y rechazo a la Declaración de la CRUE, de la que la UMH se hace eco en su página web, acerca del conflicto bélico que se ha recrudecido en Ucrania durante las últimas dos semanas pero que en realidad lleva activo desde 2014. Sin argumentación alguna y omitiendo el contexto en que se producen estos nefastos acontecimientos, la CRUE adopta una posición absolutamente seguidista con las directrices de la OTAN, la UE y el gobierno de España.
En una actitud radicalmente opuesta al enfoque analítico, racional y científico que debe caracterizar a cualquier institución de la Educación Superior, se omiten de la ecuación hechos incontrovertibles que están en la raíz del conflicto: la masacre en la Casa de los Sindicatos de Odesa y el golpe de estado “blando” del Euromaidán en 2014, los continuos ataques a la población civil del Donbass por parte del ejército y paramilitares ucranianos que han provocado miles de muertes durante los últimos 8 años y hasta la actualidad, y la imparable extensión de la OTAN hacia el Este de Europa, precisamente desde la Cumbre de Madrid de 1997 en la que ya se decide la “formalización e intensificación de la asociación con Ucrania”.
Pero el 2 de marzo pasado la CRUE, junto a dos federaciones de sociedades científicas españolas, van mucho más allá y “recomiendan que si existiera cooperación científica española con instituciones estatales de Rusia se congelen con efecto inmediato hasta nuevo aviso”. Y ya en clave persecutoria, la Asociación de la Universidad Europea (EUA) propugna que se escudriñe caso a caso la idoneidad de mantener colaboraciones docentes e investigadoras con compañeras/os de Rusia o de cualquier país que apoye a Rusia en el presente conflicto. Si ya las sanciones económicas constituyen actos de guerra destinados a incrementar aún más el sufrimiento de los pueblos, desde CSO-UMH denunciamos que las sanciones en el campo de la educación, la cultura, el deporte y la ciencia rompen los lazos más fuertes que deberían permitir la reconstrucción de los puentes hacia una auténtica paz basada en la justicia social y el respeto entre pueblos hermanos.
Debemos preguntarnos dónde se encontraban todas las instituciones europeas de la Educación Superior y la Investigación cuando la OTAN bombardeaba Yugoslavia en 1999 sin respaldo alguno de Naciones Unidas, durante las invasiones de Afganistán en 2001, de Irak en 2003 a cuenta de unas inexistentes armas de destrucción masiva, los salvajes bombardeos sobre Libia en 2011, la guerra organizada por Occidente en Siria desde hace una década, la masacre perpetrada en Yemen por Arabia Saudí con apoyo occidental desde marzo de 2015, las continuas matanzas contra el pueblo palestino por parte de Israel, por qué no exigen el cumplimiento inmediato de la Resolución 690 de 29 de abril de 1991 del Consejo de Seguridad de la ONU para el Referéndum de Autodeterminación en el Sahara Occidental, o por qué callan ante el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, denunciado por la abrumadora mayoría de países en la Asamblea General de la ONU desde hace 28 años (por cierto, Ucrania fue uno de los cinco Estados que en 2021 no condenó el bloqueo).
Por ello, hoy más que nunca la tradición de las organizaciones obreras del “No a los créditos de guerra” se reivindica de total actualidad, frente a la decrépita lógica de la guerra. Hoy, igual que hace miles de años, las grandes potencias de la época luchan por su hegemonía repartiéndose el mundo, con la notable diferencia que supone el altísimo desarrollo armamentístico. Es urgente detener la política de incitación a la confrontación, que solo conducirá al recrudecimiento del conflicto, a la pérdida de más vidas humanas, a un mayor sufrimiento, a la carestía energética impuesta por la especulación con los suministros, con consecuencias dramáticas para las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora y los pueblos de Ucrania, Rusia, y de toda Europa. Reivindicamos el papel de la Universidad en la generación de lazos de paz y solidaridad con todos los pueblos y exigimos de la Administración de la UMH que se desmarque de los espurios intentos de convertir a las Universidades europeas en cómplices de la guerra.
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